miércoles, 12 de junio de 2013

Sushi vs Mondogo y Bistec de Hígado

A mí me encanta comer sushi, millones de personas alrededor del mundo piensan igual que yo, aman el sushi, hay gran variedad de presentaciones, sabores, texturas y colores, es increíble toda la gama de presentaciones para todos los gustos, para mi es una verdadera delicatesen, algo que agradezco que exista y que verdaderamente disfruto, es más es tan bueno que puedo compartir con gente igual a mí y disfrutar maravillosos momentos en una mesa de sushi con todo lo exótico que puede ser, no solo el sabor, sino también el lugar, la decoración y el ambiente, ¡es fabuloso!.

Sin embargo, millones de personas también jamás comerían sushi, posiblemente pueden calificarme de loco e inadaptado o piensan que no es algo que se deba comer, es más se atreven a decir que es malo y asqueroso!. A pesar de eso, una de las cosas que me gusta de las personas que me rodean y son parte de mi familia o amigos es que respetan mi gusto por el sushi: I <3 p="" sushi="">

Por otro lado, creo que el mondongo y el bistec de hígado son realmente asquerosos, no los como y me da cosa, "ñañaras" como diría Capulina (qDg) y sin embargo, muchísima gente come mondongo y aman el bistec de hígado, es más lo consideran algo digno de la gastronomía y de mesa culinaria. Por tal motivo yo les respeto su gusto y los dejo que coman lo que cada quien saborea y disfruta más, sea lo que sea pues es su mundo y sus gustos y eso yo lo respeto y valoro.  Al fin de cuentas así es el mundo: diverso, diferente, cambiante, a veces extraño e incomprendido, pues todos somos diferentes. ¿se imaginan 7 mil millones de seres humanos iguales? ¡que aburrido!

Yo quiero respeto para mí y el respeto hacía mi por parte de los demás comienza precisamente donde empiezo a respetar a los demás, cuando respeto el espacio del otro, sus gustos y sus preferencias cualesquiera que sean, ahí comienza de vuelta el respeto por mi espacio.

Las diferencias se respetan, sin tolerancia no hay balance, sin aceptar a los demás no hay solidaridad, sin amor por el prójimo no hay armonía. Me encanta el sushi y tengo familiares, amigos y amigas que amo y respeto muchísimo y que comen mondongo y bistec de hígado. Si el amor lo fuera todo en nuestras vidas el mundo sería mucho mejor.

Con aprecio,
Luis Barboza



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