martes, 21 de marzo de 2023

La vida es muy corta

La vida es corta como para estar enojado, muy corta como para dejar de amar, demasiado corta como para dejar al prójimo solo, tan corta como para ver más tu celular que a la persona que esta a tu lado, inmensamente corta como para perder el tiempo quejándote, extremadamente corta para hacer daños o no cuidarte a ti mismo.


Así que: 

* Que no te dure el enojo al ir a dormir. 

* Aprovecha el tiempo para amar a las personas que son importantes para ti.

* Ayuda al prójimo siempre.

* Cuando tengas a tu gente al lado, deja tu celular y aprovecha ese momento, a veces son únicos e irrepetibles instantes con esa persona.

* Deja de quejarte tanto por todo y más bien agradece incansablemente. 

* Come bien, porciones de satisfacción, no de hinchazón. Has un poquito de ejercicio, de meditación, de oración.


La vida es muy muy corta, es tan solo un parpadeo, un respiro, un suspiro... aprovéchala, vívela sanamente, con amor y esperanza. 


La vida es una, es esta y es hoy. 

Agradécela constantemente.

L.B.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Carta al Viento

Es extraño escribirle al viento,
porque se lleva todo y no sabes a donde,
te deja en visto en el camino,
y si escuchas truenos
piensas que lloverá,
entonces sueñas y te ilusionas,
pero aunque te quedas en la espera
te enteras que la lluvia cayó en la montaña
y yo estoy aquí sentado en la ciudad.

A veces veo los relámpagos de su sonrisa,
a veces siento los soplidos
de sus labios jugando,
pero se quedan lejos de los míos
y así, amor mío, es muy difícil besar.

Le escribo una vez más al viento
a ver si me escucha,
le dibujo letras que para mi tienen sentido,
pero el viento las sopla
como las plumas cuando reciben viento desde abajo,
despacio, caen,
te quedas atónito mirando,
susurrando mientras caen.

O como la hojas que caen desde un árbol,
anunciando su caída
pero quedan ignoradas
por el transeúnte que pasaba por ahí,
porque parecen sólo hojas cayendo,
pero son uno y cada uno
de los latidos de mi corazón por ti.

Le he escrito una vez más al viento
y si viene y me descubre 
o me encuentra
me derretirá con su sonrisa
me dejará ver su desnudez contra las nubes
pero aunque salte
mis dedos no alcanzan tan alto
y no le logran tocar.

¡Ay pluma, dedo, tinta!
otra vez le escribí al viento,
desgastado por el tiempo
se marcha lejos,
aunque aún le veo 
entre la tenue luz que queda
me deja ahí, caído, casi dormido,
cansado de tanto perseguir su sombra,
de mirar en el espejo de reojo para ver
cuando desviste.

¡Ay vida!
Que te vas marchando entre telones,
que te vas marchando
y yo sigo aquí esperando,
¿hasta cuando?, no sé,
quizás hasta que el viento regrese
y me bese,
me juré que se quedará soplando en mi mejilla
para siempre;
o hasta que se gaste mi tinta,
esa tinta de mi corazón
con la que te escribo a diario,
con la que te escribo tanto
a ti, mi amado viento.

08/08/18
De: Las Cuatro Estaciones de un Abeto en la Montaña.
Por: Luis Barboza.

martes, 3 de julio de 2018

Caso cerrado,

La vida está hecha de un montón de circunstancias y situaciones en las que muchas veces no tienes idea ni poder de decisión.

Cuando existes en esta vida única e irrepetible, te puedes enfrentar a todo, desde los momentos más maravillosos hasta los más inesperados o incluso los más dolorosos.

A través de mi vida me ha tocado vivir cosas que la mayoría ni siquiera se imaginaria vivir en 2 vidas, pero así me tocó. Dios sabrá porque, él tendrá claras todas las razones y las respuestas a cada una de mis preguntas. Ahora me quedan un montón de dudas, de sentimientos encontrados y hasta vacíos en el estómago, porque una vez más la vida me deja seguir adelante en un camino que se presentó sin aviso y que aún hoy sigue ahí subiendo montañas, cruzando valles y esquivando las curvas, que incluso peligrosas no me aclaran a cual horizonte me llevan.

Pero entre todo, aunque me queda un poquito de fe y mucha esperanza, por las bendiciones que a pesar de todo lo qué pasa en mi, Dios sigue obsequiándome bendiciones.

Pues si, ahí seguiré buscando, porque el que busca encuentra, el que lucha y siembra cosecha, el que espera alcanza. Me acompaña ahora un nuevo sentimiento y deberé enfrentarlo, digerirlo y procesarlo, porque está ahí, no puedo simplemente ignorarlo, pero aunque me asuste o me sienta extraño, no temeré pues sé que Dios seguirá conmigo.  Es una ruta de un destino que se trazó desde antes que naciera, y debo caminar hasta donde el camino acaba, hasta donde las luchas lleguen, hasta donde el amor en mi corazón se eleve al nivel en que no impere ya la incertidumbre, sino la eterna luz, y la tranquilidad de haberlo intentado todo y quedar en paz.

sábado, 9 de enero de 2016

Me preguntaron si era feliz y dije que no

Me preguntaron si era feliz? Respondí que no, pensando que hay muchas cosas que cambiaría y que no puedo. Luego me detuve a analizar mi respuesta y decidí cambiarla por: soy parcialmente feliz, esto porque a pesar de las dificultades y de las cosas que no puedo arreglar si tengo muchas otras que puedo disfrutar.

Quizás lo difícil para mí y supongo que para muchos es poder organizar y medir los pequeños momentos de alegría y felicidad que vivimos a diario y compensar con estos los momentos de dificultad o de soledad o de diferencia dónde quieres hacer algo y no puedes. Me parece que ese es el gran reto a descubrir y administrar en la vida para ver la felicidad de manera que no se pretenda un constante invariable sino más bien un inconstante variable que sea balanceado entre la dificultad y la felicidad de cada momento hermoso que vivimos, incluso de los dolorosos que sean solo aprendizaje o de los de soledad que sean para valorar lo que aún si tenemos.

Tenemos muchos hermosos pequeños instantes de felicidad como lo son: el abrazo inesperado, el beso de cualquier tipo, el cariño espontáneo, la sonrisa tierna, la mirada inocente, que pueden venir de tu pareja, tus hijos, tus padres o cualquier familiar, un amigo o incluso el lamido de tu mascota, todos y cada uno cuentan pero a veces los dejamos pasar sin valorarlos y ver que son esos momentos los que hay que atesorar.

Lo que había ayer y ya no está hoy no se puede cambiar, duele pero debe ser un dolor de un instante que no supere ni tenga mayor peso que el instante de alegría, me acordé cuando Soledad abraza a Bimbon en Intensa-mente y lo ayuda a llorar, a veces solo ocupamos un momento de desahogo para seguir adelante.

Por eso cambie mi "no" por un "parcialmente si" para ponerlo en positivo e intentar seguir luchando por lo que quiero hasta lograrlo si es la voluntad de Dios, como dije una vez: hay que seguir soñando, que con los buenos sueños se construyen buenos mañanas.

Y vos ¿sos parcialmente feliz? Si piensas que no entonces es momento de que analices que has perdido, que has ganado y porque puedes luchar, abrir la puerta y salir adelante!

Un abrazo,
Luis.


jueves, 29 de octubre de 2015

Enseñanzas

I
Mi historia me ha enseñado que no puedo ver todo solo en blanco y negro, que hay muchos colores y que además los colores tienen múltiples tonalidades, que en cada una de ellas puede haber algo único y especial, que si lo apreció puede cambiarlo todo.

II
El camino me ha enseñado que hay piedras de todos los tamaños, y que cuando creemos haber visto y saltado la más grande, nos damos cuenta que otros ¡han tenido que saltar montañas!

III
La vida me ha enseñado que no puedo cerrar un ojo para tratar de verlo todo mejor , que más bien ocupo abrir los dos ojos para ver cada detalle que me rodea y aunque parezca una locura en ocasiones tendré que cerrarlos ambos para ver solamente con el alma.

IV
Mis decisiones me han mostrado que si me apresuro caigo y pierdo el rumbo, que si hago pausas las cosas tienen más sentido, que si respiro y observo tengo un mejor panorama, que la paciencia tiene sabor a limón pero sus resultados saben a canela.

V

Las críticas que he hecho me han enseñado que si señalo alguien cuatro dedos más apuntan hacia mí, que si juzgo lo que es diferente tan solo porque no lo comprendo o me han dicho por ahí que no es correcto…. solo son pensamientos distintos y que el respeto debe prevalecer a las diferencias no importa si las entiendo o no, el éxito en la convivencia es respetar al prójimo y tratarlo como quiero que me traten a mi.

Luis Barboza

miércoles, 15 de abril de 2015

El verdadero oro

Durante siglos muchos han pensado que lo más valioso era el oro, luego pensaron que era el dinero, luego pensaron que el poder, tantos errores en tan pocos siglos. A través de todo ese tiempo las personas se han equivocado una y otra vez, pues lo más importante en la existencia es el amor y lo más valioso de todo es el TIEMPO. Sin duda alguna, quien descubre eso entiende el valor que tiene cada minuto que puede disfrutar la existencia que Dios le ha dado.

Es una verdadera lástima el tiempo que las personas desperdiciamos en cosas sin sentido, preocupándonos por acumular riquezas y por “disfrutar” la vida con nuestras posesiones, no entendiendo que es lo que estamos pensando. Cómo preferimos algunas personas dejar a un lado lo que decimos que amamos a cambio de nuestra satisfacción personal falsa que luego solo deja espacios vacíos en el corazón y decimos “no nos explicamos a que se debe”.

El tiempo, por mínima fracción que represente, es el tesoro más valioso del universo. En la Tierra durante nuestra corta existencia corporal es realmente limitado; de hecho muchísimo, tanto que tan solo tenemos menos de 100 años para desarrollar toda una vida y si esa vida la mal gastas en egoísmo, materialismo, vanidad, falta de caridad y falta de compartir amor  ¿Cómo te aseguras un buen tiempo inagotable en tu futura vida espiritual?

Valioso es el tiempo compartido con los que amamos, y lo más doloroso a más no haber son las oportunidades que dejamos ir por caprichos de nuestro ego, los momentos en que en lugar de pensar y analizar nos dejamos llevar por los impulsos en los que tomamos decisiones que nos alejan de lo que amamos, sea temporal o permanentemente.

Las oportunidades que tienes hoy probablemente mañana a futuro cuando las busques ya no estarán y entonces el lamento llegará a todo tu ser y lo único que habrá será soledad en tu corazón por desperdiciar tantos buenos momentos que pudiste disfrutar con quien amabas en aquel ayer que hoy ya no existirá.

Y vos ¿aun estas buscando oro?



Luis Barboza.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Reencuentros

¿Cómo le explicaría un hombre a un niño muy pequeño que va a estar bien? cuando crecía entre enormes y oscuros bosques, que en aquel cuarto de niños juguetones donde solo recibía esquinas solitarias para crecer o cobijarse entre burlas y molestias, siendo su llanto inocente solo esperaba el momento de salir para regresar a su cuarto donde habría de estar siempre seguro…

¿Cómo le explicas a un adolescente que tropieza con cuanta piedrita se agiganta ante sus pies entre cantos corales de burla y sonidos de torpeza que son canciones obsoletas de personas sin alma? ¿Cómo decirle que no es torpe, que sus ojos deberían ver al cielo y no los caminos de cemento, tierra y césped? ¿Cómo hacerlo, si el tiempo fue y ya no está?

Pues no parecería sencillo, la receta incluiría unas horas escondido en la soledad del silencio y así llevar el alma hasta que pareciera poder retroceder en el tiempo, al menos para ir a buscar ese niño y decirle: “tranquilo, sabes, ellos no saben quién eres ni lo que llevas dentro, todo va a estar bien”. Registrar luego aquellos pasillos llenos de camisas celestes para encontrarlo nuevamente mirando hormigas y decirle: “sabes, ellos no comprenden lo que llevas dentro, ellos no tienen corazón y tienen miedo porque saben lo que puedes llegar a ser”.

Le tomó al camino 26 años para un reencontró de oro, en que este amigo le dijo al hombre: “sabes, yo si veía lo que llevaba por dentro aquel muchacho, y era hermoso…”, el hombre suspiró en la silla de la conversación rodeado del jardín y la noche fresca, el amigo prosiguió “debes encontrarlo y aclarar todo ese asunto…y hacer las paces con él”, eran doradas y sabias palabras de un alma buena que había crecido grandemente con el tiempo.

Rodeado de un poquito de silencio, el espíritu aventurero del hombre regresó la mirada un poco atrás para ver los caminos, las rutas, las metas, y encontró que recientemente tras sacrificios y esfuerzos había bajado del escenario con dos papeles en sus manos que le ratificaban que aquellos niños y adolescentes estaban tan equivocados, por lo que acrecentó el silencio y buscó más hacia atrás, retrocediendo más y más, hasta que logró dar con aquel pequeño, lo miró, y encontró que en verdad era hermoso y tierno, en verdad lo era, no había nada malo en el, sus ojos brillaban por las lágrimas que había derramado, pero logro observar que si no hubiera atravesado eso no sería tan fuerte como lograría serlo, lo abrazó y le dijo “nada está mal en ti, todo va a estar bien, pero toma tiempo, ten paciencia”. Siguió el recorrido un poco más hacía adelante del reloj y encontró aquel muchacho de camisa celeste, escondido tras aquellos vidrios oscurecidos, lo miró y le sonrió, el muchacho se asustó pero él le dijo “No temas, ellos son personas sin corazón que no entienden tu alma, no estás mal, los esfuerzos que haces, todas esas veces que estudias hasta tarde en tu cuarto en lugar de salir a jugar serán premiados, pero ten paciencia”, sus ojos también brillaban pero con cautela, entonces lo abrazó y le dijo: “los cambios toman tiempo, todo cambiará pronto, no mires tu tiempo, mira el tiempo de Dios.” Cauteloso sonrió y se le permitió ver unos 7 años en su futuro como en un parpadeo de luz y vio que en verdad no era el extraño personaje que señalaban, solo era como la oruga en su capullo está a la espera del momento adecuado, viendo esto respiro tranquilamente y se abrazaron mutuamente. Entonces el hombre parpadeó y regresó a su tiempo, lloró un poco, pero a la vez encontró una alegría enorme en su corazón, pues se dio cuenta que su amigo le había dicho la verdad, ahora estaba listo para empezar de nuevo, su miedo de no pasar cuarenta solo era un presagio de cambio. El hombre pensó: ahora, una vez más vendrán muchos cambios, lo sabía en sus adentros, pero una vez más será cosa de asimilarlos y adaptarlos, porque no hay tiempo que perder, hay verdades encontradas y muchas por encontrar, ya no deberán permitirse grandes temores, solo miedos pequeños a las sombras que se esfumarán con bonito pensamiento de luz.

Entonces el niño, el muchacho y el hombre se dieron cuenta que había pasado ya mucho tiempo y que aunque muchas cosas no tenían explicación o sentido entendible para ellos, una vez más todo iba a estar bien, así que se abrazaron, agradecieron y comenzaron juntos una nueva aventura: la de vivir su presente intentado hacerlo de la mejor forma: con amor.




Por Luis Barboza
A: DOA, quien desde siempre pudo ver más allá de lo que aquel hombre podía ver. Infinitas Gracias!