lunes, 30 de mayo de 2011

Treinta y nueve

He despertado esta mañana de nuevo con el alma en el cuerpo, nuevamente he agradecido a Dios por su infinita misericordia, por proveerme salud, cariño, amor, paz y alegría. Hoy es un día especial para mí, he llegado a mis treinta y nueve años de edad y antes de iniciar, perdón de continuar con mi celebración voy a detenerme unos minutos para compartir estas pocas ideas.

Podría dividir mi vida hasta ahora en varios bloques, los primeros como “extraños” y poco recordados, con ideas vagas de algún tipo de felicidad en la que la vida era tranquila aunque difícil en algunos aspectos, una segunda etapa donde este bloque llamado adolescencia compleja cuando uno cree que todos están en contra y todos a favor, ¡que ilógico! pero es la parte de encontrarse uno mismo con la vida sin saber que será mañana pues lo que vale y cuenta es el corto plazo.

Llegamos al bloque adulto-joven en los que se torna rápido la toma de decisiones y por la inexperiencia se comenten errores torpes, pero nada que no se pueda solucionar con un poquito de perseverancia. Y por fin llegamos a la etapa donde ya no se es tan joven y se notan los años y las decisiones, en mi caso las mismas me llevaron por un camino que uno intenta trazar pero que a veces se torna difícil y otras no tanto, aún así siempre se tiene que decidir y en ocasiones se debe sacrificar algunas cosas para poder seguir adelante pues si no te absorbes por lo que no camina y no desea seguir en proyección hacia el futuro, y como sabiamente me lo dijo alguien hace poco: “muchas veces es la única forma de que otros a quienes queremos despierten y retomen un camino de vida que tenga sentido”, aunque esto signifique un dolor para algunos es la forma de aprender a superar los obstáculos de la vida.

Lo que pasa es que somos víctimas de nuestras propias limitaciones, mismas que nosotros colocamos y petrificamos como si fueran ciertas, haciéndonos las víctimas y los pobrecitos pues así nos enseñaron a ser, cuando lo correcto es ver lo que tenemos que aprender y eso consiste en que todas esas pruebas fueron para fortalecer nuestro carácter y cuando nos damos cuenta de esto dejamos de ser los “pobrecitos” y pasamos a ser los que realmente queremos ser en la vida: personas de éxito y de alegría.

Cuando nos damos cuenta de esto lo que queda por hacer es tratar a todos como nos gusta que nos traten, incluso si no nos corresponden pues son ellos los que tienen que superar sus limitaciones.

Hoy a mis 39 años y observando mis años atrás le doy gracias a Dios por tantas y tantas bendiciones:

Gracias por mis padres y hermanos a quienes quiero tanto pues siempre me han apoyado a su manera y con sus posibilidades.

Gracias a mis tías, primas y primos quienes caminaron mucho tiempo acompañándome en mi crecimiento y aún hoy siguen tan de cerca.

A mis amigos los que están cerca de mí disfrutando de esta vida y también por los que ya no están tanto porque partieron al cielo como a los que simplemente decidieron no estar más cerca de mí, a todos los respeto y rezo por ustedes, les digo: las puertas de mi corazón siguen están abiertas de par en par y no hay nada que borrar u olvidar, todo está en paz y pasa como tiene que pasar, mis brazos continúan abiertos, simplemente les recibirán cuando así lo deseen.

Gracias a Dios por haber puesto en mi camino a una persona maravillosa que en su momento me obsequió dos regalos invaluables e insuperables: mis dos hijos, pues me dieron razones para vivir, superarme y lograr éxitos especiales. La vida tiene sus rutas, unas nos unen, otras nos separan, lo importante que se debe rescatar es lo bueno, lo aprendido, lo compartido, lo que se puede lograr si se retoman las astas en alto y se mira hacia adelante, lo demás es experiencia, la vida traza dibujos en los caminos para aprender, ahora hay que seguir adelante con la ventaja de estar en paz, la ayuda mutua ya el apoyo constante.

Gracias a Dios por mis dos súper maravillosos y espectaculares hijos, son mi bendición y mi vida e insuperable fortaleza para cada día ver hacia adelante.

Gracias a Dios por mis compañeros de estudio y de trabajo y a mis amigos del camino que han traído su apoyo y sus ideas y su experiencia enriquecedora.

Gracias a Dios por las personas tan especiales y maravillosas que he conocido en estos dos últimos años en que todo ha cambiado tanto para mí, no tendré forma de agradecer ni pagar que en momentos críticos y tan difíciles de mi vida estuvieron presentes para ayudarme a superar tantos obstáculos, convirtiéndose en personas tan valiosas e importantes para mí, mis oraciones están todos los días con ustedes e indiscutiblemente mi cariño también.

Gracias Dios por darme la nueva oportunidad de amar y de ser amado, que llena tanto mi corazón y mi espíritu que sé que todo viene de ti Señor.

Concluyo dando gracias a Dios por mi salud, por mi trabajo y tantas y tantas bendiciones que me brinda a cada instante, definitivamente el mundo es un lugar maravilloso para vivir si uno se propone vivirlo y saber que hay un futuro maravilloso esperándome junto a los que amo y que ese futuro inicia cada mañana que despierto.

Dios les bendiga y gracias por sus buenos deseos en mi día cumpleaños,
Luis. 30 de mayo de 2011

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