jueves, 29 de enero de 2009

Los Amigos - personas de valor

Tan solo poco tiempo de haber nacido y enfrentado el mundo por primera vez y de conocer nuestra familia - tu papá, tu mamá y tus hermanos y hermanas - topamos con algo nuevo…

De pequeños iniciamos nuestra vida rodeados de personas nuevas todos los días, entre todas esas personas que vamos integrando, hay unas, que pueden ser trascendentales en el resto de tu vida, más no todas quedarán en tu lista dejando una huella de bien. Esas personas que de chicos vamos compartiendo juegos en las calles y en la escuela, que te hacen reír y llorar, te alegran el día al buscarte hasta la puerta de tu casa y te acompañan el tiempo que les es posible, te enseñan sencillez y diversión, llenan tu tiempo de nobleza y de inocencia: tus amigos de la infancia.

Viene luego la etapa en que llegas a la adolescencia, algunos de aquellos que iniciaron aún siguen contigo, otros solo quedaron como amistades conocidas, es una etapa para todos muy dura, en la que requerimos recibir confianza y respeto, consuelo y lealtad, se convierten en aquellas únicas personas que te entienden en este mundo: tus amigos de la juventud. Aquellos que te acompañan en tu diversión, el aprendizaje y tus locuras… Aprendes con ellos que la vida es increíblemente complicada pero bella, conoces que tu corazón es capaz de amar y recibir amor, pero también dolor…. es ahí mismo cuando reconoces que esos amigos aunque se alejen nunca los olvidarás.

Sigues tu camino y llegas a adulto, la amistad da un giro, tienes deberes y responsabilidades, y tus amigos también, pero encuentras que ahora el mundo es diferente, habrías enfrentado problemas en la juventud pero no sabías que existían los amigos que te buscan por interés y otras razones que desearías olvidar. Ahora tus reales amigos son pocos, son aquellos los que te apoyan, te dan confianza y están contigo en los momentos difíciles; son pocos, son escasos, pero valen su presencia en oro.

Hasta aquí puedo llegar por ahora porque aún me falta tramo por recorrer, pero deseo agradecer a todos aquellos que a través del tiempo me han acompañado, guiado y aconsejado, a los que han estado ahí para compartir su cariño y amistad sincera en todos los momentos, especialmente en los difíciles. A los que han tenido el valor de decirme que estoy haciendo mal y que debo corregir, a los que me han felicitado por hacer el bien y me acompañan a seguir haciéndolo, a los que no les importa mis defectos sino mis pocas virtudes, a los que me aprecian tal y como Dios me hizo, a ustedes un fuerte abrazo, mi más sincero respeto y deseos de que Dios les bendiga hoy y siempre, aquí estaré cuando me necesiten.

De algo estoy hoy seguro, recordaré siempre el bien que han hecho para mí y olvidaré cualquier cosa que no valga la pena recordar.

Hoy doy gracias porque aunque tal vez tenga pocos verdaderos amigos, los que tengo valen demasiado, a mis nuevos amigos más recién conocidos, gracias.

Luis

En memoria de mi buen amigo, “Máni” (qDg).

3 comentarios:

  1. Ale: de alguna manera, la situación a la que hacés alusión se torna más evidente para quien, como yo, pasó toda su infancia y adolescencia en otro pais, epoca en la cual se forman esas amistades de las que vos hablás... y bien, ahora, viejo y con muchos más años de vivir fuera del país en el que nací, mis amistades de entonces se tornan algo huidizas... poco precisas y supongo que si estuviera frente a ellos o ellas, me resultaría dificil de reconocerlos... en fin... así es la vida, mi estimable amigo... así es la vida..

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  2. Gracias René por tu comentario, tu caso es sincero, pero la ventaja es que la vida nos da siempre oportunidades y cuando crees que no hay más, aparece un buen samaritano que se acerca para acompañarte en el camino, algunas veces tardan más en aparecer, pero la paciencia es esencial.

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  3. Es un hermoso pensamiento el que expresas.Piadoso, prudente e inteligente.

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