jueves, 20 de agosto de 2009

Pendenciero destino

¿Cómo puede ser tan impasible, apático y superfluo un destino, pendenciero, que siendo sinecura exige decisiones inconexas sobre lo que ya está escribiéndose en un trayecto? Y fue inexcusable a crearse desde mucho tiempo atrás, cuando apenas ponía sus pies en tierra firme.

No se podían madurar ideas, ¿cómo pretendían cosechar sin sembrar? construir concretos sobre arenas. Las semillas eran pocas, los mensajes inexistentes, las dudas abrumadoras, el trayecto indeplorable y siendo independiente exaltado gritaba mudamente por una mano comprensiva.

A dedicarse entonces estuvo, decidido a seguir la corriente mayor, la que no opacara su meta, aunque su ruta fuera otra… aún le era desconocida; y sin oponerse a la realidad aceptada aunque su espíritu dictaba señales que eran difíciles de procesar, espinosos pensamientos que buscaban reciclarse y desaparecer. Lo intentó, y no fue en vano, sobrepasó decimas en periodo, premio doble de bendición obtenido y reflejo en vida escrito en apellido.

Se enrutó a proseguir oculto y bloqueando la idea que generaba el conflicto, la brecha prohibida por quienes se dicen ser los protectores de la Piedra; hipócritas muchos y condescendientes otros, sabiendo que a tela que cortar, la luz es clara y dijo que el amor lo era todo y que su sacrificio era la llave de puerta, meta a alcanzar. Transgreden sin censura y culpa los actos que sin comprender el sentimiento y lo que ha guardado la mente y el espíritu; que inclusive también realizan y participan, que no aceptan por ser distintos, que a ojal de botón se asoman para señalar con un dedo, no viendo que cuatro más les devuelven la puntería. Cala en lo profundo ver que imperando un nuevo siglo no discriminativo, se jactan y confunden a los que te tienen en su corazón para que no puedas amarnos, perdonarlos ni aceptarlos, porque son desiguales, imperfectos como todos los demás, pero con un corazón, alma, espíritu y amor mayor a cualquier otro perfecto socialmente indicado, que no pueden ni siquiera tantear imaginar.

¿Qué destino se asoma donde dobla la calzada? ¿Cual ruta sin sacrificio existe? No justa ni justificada, fue creada, promovida, obligada y por demás necesaria, no en sí misma es aceptada, porque por más que corra y tome su impulso, no deja un minuto pensar, abrazar ideas, ni ver a tu alrededor, casi me inclino afirmar que es difícil inclusive respirar para seguir viviendo, con el pecho tan comprimido, ojos cristalinos ven al cielo, se ve nublado… y aún así, continua buscando se despejen esas nubes, porque muy al fondo gritando pacíficamente está el deseo de seguir viviendo, aunque con gran aprensión no conozca donde lleva este pendenciero destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario